Era uno que iba caminando por el campo y como era ventrílocuo se le ocurrió gastarle una broma a un pastor y le dijo:
— Buenos días, ¿cómo está?
— Un poco aburrido
— Y ¿por qué no habla con los animales?
— ¡Pero los animales no hablan!
- ¿Pero lo ha probado alguna vez? Vamos a ver.
El ventrílocuo vio una oveja y le preguntó:
— A ver ovejita, ¿ tu con quién retozas?
Y la ovejita respondió:
— Pues con el carnero.
El pastor se queda pasmado y el bromista se acerca a la perrita y le dice:
— A ver perrita, ¿ tu con quién retozas?
Y la perrita respondió:
— Yo con el perrito.
A continuación se acerca a la burra pero el pastor se anticipa y le dice:
— No, no, a la burra no la pregunte, que es muy mentirosa.