El presidente de la compañía entra a su limusina. Ve que han contratado a un chófer nuevo y le dice:
— ¡Bienvenido a la compañía! ¿cómo se llama usted?
— Carlos, señor.
Muy serio, el ejecutivo insiste:
— Nunca llamo a mis empleados por el nombre de pila, sino por el apellido, ¿cuál es su nombre completo?
— Me llamo Carlos Cielo Querido.
— Bueno, vamos al aeropuerto, Carlos.