Un hombre le pide ayuda a su vecino para mover un sofá que se había quedado atorado en la puerta de la casa.
Uno se fue a un extremo y el vecino al otro extremo.
Forcejearon un buen rato hasta que quedaron exhaustos, pero el sofá no se movía.
— Olvídelo, jamás podremos meter esto en la casa. -dijo el hombre.
El vecino lo mira con extrañeza y le pregunta:
— Ah! ¿Era meterlo?