Manolo va a la casa de un amigo y ve un piano nuevo.
— ¡Te has comprado un piano!
— Si, lo compre con la esperanza de que mi hija, al verlo, se entusiasme y aprenda a tocarlo.
— No tengas muchas esperanzas, hace mucho compré unas maletas nuevas, pero mi suegra todavía no se ha animado a irse de casa.