Un paisano va al veterinario y le dice:
— Tengo un burro muy lento. Anda muy despacio, ¿qué hago?
Y el veterinario le contesta:
— Tome dos supositorios para el burro, póngale el blanco y creo que el burro se espabilará, pero si no fuera así, póngale el negro que es de efecto fulminante. Saldrá corriendo como un cohete.
A los pocos días, el veterinario se encuentra con el señor y le pregunta:
— ¿Cómo le ha ido con el burro?
— Pues verá usted, le puse el supositorio blanco y empezó ese burro a correr como usted dijo, más que un cohete. Menos mal que tenía el negro, que si no, no lo alcanzo.